lunes, 20 de abril de 2009


Había una vez, hace mucho… mucho tiempo, cuando todavía los humanos compartíamos con las hadas el misterio del bosque, un extraño manantial de aguas rojas al que llamaban La Fuente de las Hadas.

Los aldeanos contaban que algunas noches de plenilunio, a la hora en que las estrellas dibujan sus mensajes secretos, exactos como los signos del zodíaco, el arroyo era visitado por extraños seres. Mientras los duendes hacían sonar su música, enjambres de sílfides se arremolinaban entre los árboles, ondinas y sirenas se bañaban en sus aguas mágicas y las hadas bailaban en ronda hasta el amanecer.

Y así fue como una noche de primavera, un caballero, el Conde de Raimondin, que volvía de cazar jabalíes y tenía su caballo extenuado y sediento, se acercó a la fuente mágica. Y entonces, de pronto, vio tres hermosas mujeres semidesnudas que se bañaban a la luz de la luna.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Adriana muy interesante la historia de Melusina y muy buenas las ilustraciones. Gracias por el envío. silvia

Anónimo dijo...

Adriana muy interesante la historia de Melusina y muy buenas las ilustraciones. Gracias por el envío. silvia