lunes, 20 de abril de 2009

La Metamorfosis


Melusina era un mujer de belleza y juventud insuperables. Sin embargo, su cuerpo ocultaba un horrendo misterio. Maldita por su madre, el hada estaba condenada a sufrir la metaformosis. Cuando en secreto tomaba baños en lo alto de la torre del castillo, se transformaba en un espantoso monstruo acuático con forma de sirena y cola de serpiente.
Jennifer Heath, en su versión de la historia titulada Mala Lucina, imagina la metamorfosis de esta forma: "Cuando la luna está llena, la voz de Pressine penetra en el cráneo de Melusina. Entonces se vuelve tímida y nerviosa. Le duele la cabeza, le pica la piel. Siente retortijones en el estómago. Le tiemblan los muslos. Cuando pasea por sus aposentos y jardines, sus movimientos son cada vez más y más lentos. Hasta que la carne comienza a expandirse por debajo de su cintura y se convierte en una única y sólida masa. Melusina sale del castillo sin ser vista a través de una trampilla en el suelo. Baja rápidamente, descendiendo por peldaños muy empinados. Ondula y serpentea por estrecho pasadizo, descendiendo más y más por debajo de la tierra. Por debajo del mar. Hasta que llega a un manantial en un cueva profunda. Sus ojos no parpadean, se vidrian. Melusina ondula entre las estalagmitas, restregándose las escamas con ellas. Muda su piel. Chupa su gruesa cola carmesí. Enroscada en un círculo el tiempo se detiene" ( Heath, Jennifer. Mala Lucina en Diosas y Hadas, Javier Vergara Editor, Barcelona, 2001)

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