martes, 22 de abril de 2008

Si bien el el cuento “Caperucita roja” es de origen francés, llega al sur de Alemania llevado por los hugonotes quienes huyen de Francia a raíz de las guerras religiosas. En esta versión alemana, a diferencia del relato de Perrault, no se hace mención del don de belleza de Caperucita, má bien se enfatiza que era querida por todos y es por sus dones morales que su abuela le regala una pequeña caperuza de color rojo.

Al lobo, en este caso, se lo muestra más humanizado, más reflexivo y, por ende, más astuto que las dos versiones anteriores. Además, en esta se muestra amistoso y amable, y realiza una valoración estética del bosque.

El bosque se presenta aquí como un bosque encantado, primaveral y confiable, y descrito con mayor profundidad, se nombra al sol, las flores, los pájaros, los árboles, etc. En este caso hay solo un camino, un sendero, distinto de los dos relatos anteriores.

Ahora bien, en esta versión, a diferencia de la versión popular francesa o la de Perrault no hay ninguna secuencia erótica, lo que se explica por el carácter puritano de los hugonotes.

Lo novedoso de la versión que dan los Grimm es que aparece un nuevo personaje: el cazador, quien socorre a la Caperucita y su abuela, rescatándolas con vida del vientre del lobo. Luego, el cazador castiga al lobo “pecador” cargando piedras en su vientre, de modo que en el relato se hace justicia, mostrando nuevamente la impronta religiosa protestante. Así resulta que por primera vez el cuento de Caperucita Roja tiene un tiene un final feliz, acompañado por una moraleja - que a modo de reflexión final – hace la propia Caperucita roja que ha aprendido a no desobeder las recomendaciones de su madre.

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