lunes, 20 de abril de 2009

MELUSINA




La fabulosa historia de Melusina es tan antigua como los cuentos de hadas. La leyenda de origen celta, la ubica como una de las Hadas de Avalon. Para muchos se trata de una reencarnación de antiguas deidades femeninas protectoras de la maternidad y de la aguas. Algunos creen que se trata del Hada protectora de la Font de Sé (Fuente de la Sed), otros creen que fue una superviviente de la Meluciena de los escitas. Los historiadores encuentran en ella la personificación de auténticas heroínas como la Reina Sibila. Michelet la reconoce sobre los rasgos de Leonor de Aquitania. Como sea su historia se narraba a uno y otro lado del Canal de la Mancha generando fascinación y terror tanto a los campesinos de los palacios como a los cortesanos de los palacios.
Finalmente fue Jean D´Arras quien escribió La Noble Historia de Lusignan o La historia de Melusina, a fines del siglo XIV, por encargo de su mecenas.Jean Duque de Berry. Para contar la historia DÁrras se basó en leyendas locales, la biblioteca del duque y del Conde de Salisbury. La familia Lusignan reinó durante mucho tiempo en el Poitou y aprovecharon el mito haciendo de Melusina o mejor de la “Mère Lusigne” (la mère des Lusignan) la fundadora de su línea genealógica. La recuperación de las hadas por parte de las familias aristocráticas era algo habitual en los siglos XI y XII. En el País de Poitou estas criaturas —habitualmente nocturnas, llamadas luciérnagas, damas blancas o hadas— se aparecían en distintos lugares a diferentes personas.
La historia de Melusina narrada por DÁrras se hizo muy popular durante todo el Medioevo, siendo recuperada en el Renacimiento por Rabelais en su obra Gargantúa y Pantagruel. Siglos más tarde el Romanticismo se fascinó con la dramática historia y autores como Goethe y Hugo von Hofmannsthal, la reinventan. La leyenda se mantuvo hasta en la literatura de los surrealistas. Encontrando en el escritor argentino, Manuel Mujica Laínez, su último admirador.
Pero no solo la literatura se enamoró de Melusina, sino que también artistas plásticos y músicos sucumbieron a su encanto.

Había una vez, hace mucho… mucho tiempo, cuando todavía los humanos compartíamos con las hadas el misterio del bosque, un extraño manantial de aguas rojas al que llamaban La Fuente de las Hadas.

Los aldeanos contaban que algunas noches de plenilunio, a la hora en que las estrellas dibujan sus mensajes secretos, exactos como los signos del zodíaco, el arroyo era visitado por extraños seres. Mientras los duendes hacían sonar su música, enjambres de sílfides se arremolinaban entre los árboles, ondinas y sirenas se bañaban en sus aguas mágicas y las hadas bailaban en ronda hasta el amanecer.

Y así fue como una noche de primavera, un caballero, el Conde de Raimondin, que volvía de cazar jabalíes y tenía su caballo extenuado y sediento, se acercó a la fuente mágica. Y entonces, de pronto, vio tres hermosas mujeres semidesnudas que se bañaban a la luz de la luna.

El Secreto de Melusina


Una de ellas, Melusina, la más bella de todas, estaba sentada sobre la roca del arroyo y peinaba sus largos cabellos verdes con un peine de oro mientras cantaba una embriagadora melodía. La hermosura de la sirena cautivó a simple vista el corazón del Conde Raimondin. Y una pasión tan intensa como fatal se apoderó él. Se sabe que los varones enloquecen cuando escuchan el canto de las sirenas. Perdidamente enamorado, le imploró a Melusina que se que se casara con él inmediatamente.

Durante toda esa noche, la sirena había escuchado el agudo sonido del cuerno de unicornio que el Conde hacía tronar alentando a su caballo y a sus perros en el fragor de la cacería. Y al reconocer el llamado del unicornio comprendió que finalmente había llegado el momento de liberarse de la maldición y que su destino se jugaba en esa promesa de amor eterno.

Porque un terrible secreto ocultaba Melusina. Algunos dicen que mientras vivía refugiada en la isla de Avalon había aprendido de la hechicera Morgana los misterios de la belleza eterna. Otros, que siendo discípula del mago Merlin, había descifrado el enigma del Dragón adueñándose de un poder demoníaco. Por último, un rumor de difundió por el bosque: Melusina había sido maldecida por su propia madre como castigo a un pecado tremendo. Y por eso, la hermosura de Melusina escondía un monstruoso cuerpo. La realidad era que Melusina formaba parte de la antigua raza de las sirenas serpientes y por eso una horrible cola de víbora nacía desde sus caderas, transformándola en un monstruo espantoso.

Melusina aceptó el amor del Conde bajo la condición de que jurara no estar con ella nunca los días sábados. Le advirtió que si rompía su promesa una gran desgracia caería sobre ellos, sobre el reino y sobre todo su linaje durante siete generaciones.

El conde encantado con la sirena no vio el espanto y realizó el solemne juramento. Entonces gracias a sus poderes mágicos Melusina, logró mutar su cuerpo de reptil. La espantosa cola de serpiente desapareció y sólo volvía a crecerle los sábados.

Melusina y el Conde se casaron y fueron muy felices. Construyeron un fabuloso castillo cerca de La Fuente de las Hadas y eran ricos y poderosos.

Descendencia Monstruosa

Sin embargo, la fatalidad que acompaña los amores entre los hombres y las sirenas invadió el matrimonio. Porque Melusina estaba condenada a la esterilidad. Y así fue que durante muchos años no pudieron tener hijos.

Finalmente ella logró tener un primer bebé que salió monstruoso. Se llamaba Urien y llegó al mundo con las orejas más grandes que un niño haya tenido jamás y le iban creciendo hasta alcanzar el tamaño de las aspas de un molino de viento. Además poseía uno un ojo rojo y el otro de un azul alarmante.

Melusina tuvo entonces un segundo hijo a quien llamaron Eudes. Pero también éste salió monstruoso, aunque un poco menos que su hermano mayor.

El tercer hijo se llamó de Guy y si bien no era espantoso resultó tener un ojo más grande y fulgente que el otro.

El cuarto hijo que dio a luz Melusina se llamó Antón . El rostro del niño provocaba pavor porque en su mejilla izquierda tenía erizadas las zarpas de un león. Y cuando Antón cumplió ocho años la cicatriz se le cubrió de pelos y brotaron en la cara del niño una temibles uñas.

El quinto hijo se llamó Reinaldo. Era un bebé sano pero tenía el grave problema de que poseía un solo ojo en medio de la frente y se cuenta que a través de este extraño ojo podía ver el mundo invisible.

El sexto hijo tenía un grave defecto en la boca. Todos sus dientes estaban torcidos para fuera lo que le arruinaba el rostro y además era muy tonto.

El séptimo hijo se llamó Froidmond y tenía en la nariz una mancha tan peluda como la piel de un topo.

Finalmente, Melusina y el Conde, espantados ante la monstruosidad de su descendencia, se prometieron no tener nunca más hijos. Intimamente, ella sabía que la causa por la que engendraba niños horribles se debía a que era una serpiente. Porque las uniones entre varones y sirenas están malditas y por consiguiente los hijos nacen monstruosos.

Sin embargo, Melusina no perdía la ilusión de tener un hijo sano, bello y normal. Durante nueve años no tuvo más hijos pero al décimo dio a luz a un bebé. Para evitar que fuese espantoso, le puso en los dedos del pie unos anillos mágicos. El talismán lo protegió contra la fealdad y en verdad, este último hijo era muy hermoso y no tenía defecto físico alguno.

Pero a los pocos días de vida, todos se dieron cuenta de que era un bebé malvado. Y así fue que antes de cumplir los tres años, la crueldad del niño era tan tremenda que ya había matado a sus nodrizas. El conde asustado frente a tanto horror no tuvo más remedio que liquidarlo.

Pero a pesar de todos los defectos físicos, los siete hijos de Melusina crecieron y llegaron a ser varones muy fuertes, bravos y valientes. Pelearon en muchas batallas, ganaron muchas guerras, se convirtieron en famosos caballeros y se casaron con hermosas princesas.

Pasaban los años y Melusina no perdía su radiante belleza y estaba tan joven y seductora como cuando conoció al Conde. Se sabe que las sirenas no envejecen nunca y que llegan a vivir hasta 291600 años. Además, Melusina era muy coqueta y mantenía su espectacular hermosura usando ungüentos y cosméticos y tomando baños de belleza a la luz de la luna.

Efectivamente, todos los sábados Melusina se encerraba en su dormitorio en lo más alto de la torre del castillo. Llenaba de agua una enorme bañadera de mármol y cuando se metía en ella, el solo roce con el agua transformaba sus piernas en la cola de una serpiente. Entonces, la sirena volvía a su forma original. A puertas cerradas y sin que nadie la viera, se producía la mutación. La sirena se pasaba todo el día bañándose, moviendo su espantosa cola de serpiente de modo que resaltaba su sinuosa silueta de reptil. Mientras ocurría esta prodigiosa transformación, peinaba su espléndida cabellera con un peine de oro y cantaba una melodía tan deliciosa como siniestra.

Durante todos los años que duró el amor, el Conde se había vuelto muy poderoso y tenía enemigos. Muchos lo envidiaban por su riqueza pero fundamentalmente por tener una mujer que no envejecía.

Luego, planearon una venganza y comenzaron a decir que Melusina cuando desaparecía los sábados se encerraba en la torre de castillo para encontrarse con un joven y apuesto amante. Los maliciosos rumores llegaron hasta los oídos del Conde quien comenzó desconfiar y celar a su esposa.

El Baño del Hada




Los sábados cuando Melusina abandonaba al Conde para tomar su baño, el marido moría de celos. Y así fue que un sábado, el Conde decidió averiguar la verdad. Olvidando su juramento se dirigió a la torre. Llegó a la puerta del dormitorio y la abrió de una patada. El espectáculo lo hizo lanzar un grito de terror. Vio a Melusina metida en la bañera y recién entonces se dio cuenta que hasta el ombligo era una mujer pero, que en vez de piernas tenía una escamosa cola de serpiente que se batía con furia en el agua, formando grandes olas que mojaban los espejos del baño.

Al verse descubierta la sirena se enfureció y mutó definitivamente en una serpiente que comenzó a chillar de un modo horroroso. El Conde espantado le gritó: “!!! Fuera !!! Fuera de mi vista, víbora perniciosa, bestia diabólica. Arruinaste mi raza y me llenaste de hijos monstruosos ¡!! “.

Las antiguas angustias de Melusina se confirmaron. Porque la desgracia que los había amenazado durante tanto tiempo finalmente, ahora, se abatía sobre ellos. La sirena al escuchar los insultos de su marido primero cayó presa de un dolor infinito y lo miró con melancolía, ya que comprendió que habían llegado al fin del amor. Entendió que su pobre humano esposo había sido incapaz de respetar hasta el final su solemne juramento. Víctima de la impaciencia y los celos, había arruinado el destino y volvía a condenarla a ser una bestia inmunda hasta el final de los tiempos.

La Maldición de Melusina

De pronto, la furia volvió a dominarla y entonces Melusina mutó en un dragón alado. Enloquecida hacía chocar su cola contra las paredes de la torre, emprendiendo desperada la fuga. Hasta el día de hoy pueden verse en el castillo, las huellas de la cola del dragón marcadas en la roca.

Pero antes de abandonar al conde Melusina lanzó las siguiente maldición : “!!! Desgracias y más desgracias para tu posteridad ¡!!. Blanco de lo más crueles azotes, la desgracia regará con su sangre estos vastos dominios. Todos tus hijos y los hijos de tus hijos y así durante siete generaciones serán aborrecibles. Y cuando la séptima generación nazca, con ella se extinguirá tu dinastía. Y durante siglos, todos los que te sucedan sabrán que cada vez que me vean volar alrededor de la torre del castillo una terrible desgracia ocurrirá. Por haber quebrado tu solemne juramento, por haber descubierto mi verdadera naturaleza, por condenarme nuevamente, yo, Melusina, me convertiré en un funesto aliento de dragón que soplará entre las ruinas de este castillo hasta el fin de los tiempos.

La maldición se cumplió. Una época oscura se extendió durante cientos de años. Aunque la extirpe de Melusina finalmente se extinguió, sin embargo su leyenda sigue viva, recordándonos a todos las temibles consecuencias de las pasiones malditas.

Amores Malditos


El amor entre seres mágicos y humanos es tan intenso como trágico. Fundado en una tabú, una promesa o un secreto puede durar miles de años o el tiempo que demora en abrirse una flor. Son amores extraordinarios, inolvidables y que siempre terminan mal. Tal fue el caso del amor a primera vista entre Melusina y Raimondin. Ella aceptó su amor a cambio de la promesa de no visitarla los sábados y él aceptó el trato sin saber que lo traicionaría. Mientras la promesa se cumplió todo era pasión, prosperidad y alegría. Cuando Raimondin quebró el pacto y rompió el tabú, la verdadera naturaleza del hada serpiente se descubrió. Había jurado no espiarla, no molestarla, dejarla sola en la torre pero llevado por los celos y la curiosidad el Conde quebró la prohibición y una maldición se desató sobre el reino durante siete generaciones.

La Mujer Serpiente


Las historias de seres mágicos que poseen un humano como bestial son frecuentes en el imaginario de cuentos de hadas. Melusina encarna esta condición. Su cuerpo hechizado muta de la apariencia humana a la monstruosa. La pobre Melusina padece su condición, tal como la relata Mujica Lainez: "Pero yo no era feliz. Mi mayor tortura comenzaba con la noche (...) La noche se iba colmando de monstruos, que la penumbra esculpía con troncos y follajes y en el aire (...) las ramas sostenían un bestiario hipotético y temible (...) dragones, esfinges, sirenas, basiliscos, centauros, asnos que tañen la flauta y monjes de cabeza equina. Y yo que era simultáneamente un hada con cola de serpiente, una mujer enamorada (...) me encogía, rastreando y encogiendo mi odiada envoltura lo que hacía de mí el monstruo peor" (Mujica Lainez, Manuel. El Unicornio, Editorial Planeta, Barcelona, 1992)

La Metamorfosis


Melusina era un mujer de belleza y juventud insuperables. Sin embargo, su cuerpo ocultaba un horrendo misterio. Maldita por su madre, el hada estaba condenada a sufrir la metaformosis. Cuando en secreto tomaba baños en lo alto de la torre del castillo, se transformaba en un espantoso monstruo acuático con forma de sirena y cola de serpiente.
Jennifer Heath, en su versión de la historia titulada Mala Lucina, imagina la metamorfosis de esta forma: "Cuando la luna está llena, la voz de Pressine penetra en el cráneo de Melusina. Entonces se vuelve tímida y nerviosa. Le duele la cabeza, le pica la piel. Siente retortijones en el estómago. Le tiemblan los muslos. Cuando pasea por sus aposentos y jardines, sus movimientos son cada vez más y más lentos. Hasta que la carne comienza a expandirse por debajo de su cintura y se convierte en una única y sólida masa. Melusina sale del castillo sin ser vista a través de una trampilla en el suelo. Baja rápidamente, descendiendo por peldaños muy empinados. Ondula y serpentea por estrecho pasadizo, descendiendo más y más por debajo de la tierra. Por debajo del mar. Hasta que llega a un manantial en un cueva profunda. Sus ojos no parpadean, se vidrian. Melusina ondula entre las estalagmitas, restregándose las escamas con ellas. Muda su piel. Chupa su gruesa cola carmesí. Enroscada en un círculo el tiempo se detiene" ( Heath, Jennifer. Mala Lucina en Diosas y Hadas, Javier Vergara Editor, Barcelona, 2001)

Vientos Funestos



La veleta sobre la torre señalaba los vientos malsanos que indicaban la presencia de Melusina.

Melusina maldijo el castillo: " Me convertiré en un funesto aliento de dragón que soplará entre las ruinas de este castillo hasta el fin de los tiempos".

Puede visitarse la torre en la villa de Vouvant

http://www.villagesdefrance.free.fr/page_vouvant.htm

La Torre Maldita









Melusina se escondía todos los sábados en la torre del castillo, donde tenía lugar la metamorfosis. Cuando fue descubierta, enfurecida se transformó en un espantoso dragón que durante las frías noches de invierno sobrevolaba la torre. Para algunos buscaba ver a sus hijos pero la leyenda dice que cuando se escuchaba el batir de las alas del dragón era señal de un terrible presagio de muerte y desolación.

El castillo y Melusina vista por Jean Duc de Berry








Melusina convertida en dragón sobrevuela la torre del castillo (detalle del calendario)






Tanto Melusina como su castillo embrujado fueron motivo de inspiración para los artistas medievales, quienes imaginaron maravillosamente la leyenda contribuyendo a la representación del personaje y su mundo encantado.



La imagen más famosa aparece en Très Riches heures de Jean Duc de Berry. Se trata de un famoso calendario medieval publicado alrededor del 1420, que consta de 131 miniaturas decoradas con letras capitulares. Entre estas ilustraciones sobresale la del castillo de Lusignan tal como lo imaginaba la época.









































Ruinas del Château de Lusignan


La leyenda dice que que fue construido por el hada Melusina para su marido Raymodin. Fue sede de los Condes de Lusignan, los miembros de cuya familia fueron Reyes de Cipre y de Jerusalén, tal fue el caso de Amaury II de Lusignan (1145-1205)

Las ruinas del castillo se encuentran en Lusignan, Francia