
Tal vez una de las fantasía mayores de la infancia sea la casita en el árbol. Refugio de los niños, escenario mágico del juego, lugar de escape a la mirada vigilante de los mayores y acceso al reino de la fantasía, los treehouse; es decir, las casas en los árboles son la ubicación propicia para que fluya, junto con la energía del bosque, el encanto de los cuentos de hadas.
A la pregunta recurrente acerca de dónde viven las hadas, los duendes y los gnomos, una de las respuestas es justamente: en las casitas que hay sobre la copa de los árboles o incluso dentro del mismo árbol que hace las veces de vivienda al pueblo férico.
Muchos son los relatos que describen los treehouses, tanto sea el castillo mágico de las hadas oculto en el bosque encantado, o la ciudad de los árboles élficos. Más recientemente las aldeas de pitufos, así como los huecos entre las raíces de los viejos árboles que indican el ingreso a las casas de gnomos, liebres y ratoncitos.